La cocina golfo, o con forma de herradura, es una solución ideal por su ergonomía y funcionalidad, porque reduce al mínimo los movimientos y facilita las actividades cotidianas de cocción, lavado y limpieza. Sin embargo, es necesario disponer con atención los distintos módulos para asegurar la practicidad de la composición, sin obstaculizar la apertura de las puertas y los cajones.

En general, para proyectar una cocina golfo perfecta hay que tomar como punto de referencia el triángulo de trabajo ideal: disponiendo en tres lados diferentes la placa de cocción, el fregadero y el frigorífico. Los primeros dos elementos deberían situarse bastante cerca entre sí para reducir al mínimo el desplazamiento de las ollas calientes, pero tampoco demasiado cerca, para evitar salpicaduras de agua sobre los fuegos. Sería ideal tener el fregadero cerca de la ventana para aprovechar la luz natural durante el lavado. Sin embargo, también hay que tener en consideración la posición de las conexiones eléctricas e hidráulicas.

Con la difusión de los open spaces, la cocina golfo aprovecha las soluciones en península para crear un elemento de separación entre la zona living y el ambiente cocina, conformando al mismo tiempo ambientaciones escenográficas y sugestivas.